La tirada larga del domingo fué a pie.
Pensaba que saldría algo peor, más cansada, pero la cosa no estuvo nada mal.
EL esfuerzo del día anterior y el cansancio se notó. Sobre todo al volver a casa, tuve algún momento crítico en el que parecía que por momentos me iba quedando sin gasolina, pero como en alguna otra ocasión, la parada en alguna fuente con agua milagrosa es clave para que cuerpo y mente recobren vida. Porque así me estoy planteando los avituallamientos. Es la opción que mejor me está funcionando. Mientras Remen va con su inseparable botella, yo voy parando por las fuentes. Bebo más tranquila, más a gusto, y no me atraganto, lo que se traduce en un placer para el cuerpo cuando necesito hidratarlo. Y después arranco de nuevo.
Esta semana la cierro con algún problema más de roces. Llegue a casa con molestias y escozor en la parte de abajo del tendón de Aquiles, zona típica de roces, por haber utilizado unos calcetines muy cortitos, y el derecho llegó con algo de sangre. Cagada por mi parte...
Ahora a tratar de cuidarlo y que mejore cuanto antes...
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