Al día siguiente, el domingo, volvimos a la playa para ver si cogía unas olillas, pero mala suerte! no había casi nada. Había unos cuantos surfistas metidos en el agua pero no había gran cosa para coger. Nos quedamos mirando como instentaban coger las olas que eran un poco pobre e iban a menos... así que nos fuimos a Noja, a donde los tios de Asier. Allí comimos con ellos y también estuvimos en la playa con su familia. Y por la tarde cayó un batido de vainilla que la pena fue que se me acabó muuuuuy rápido, demasiado rico... y el de Unai no tenía mala pinta tampoco... de frutas del bosque... ummmmmmm...
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