Ayer fui de nuevo a la médico deportiva. Tras la prueba que hice en noviembre en la que aún no llegaba al nivel que pedía ella para competir, ayer me tocó subir a la cinta de nuevo.
Que estoy mejor, era evidente, pero la prueba de ayer fue la confirmación de que el empeño puesto hasta ahora ha tenido su recompensa.
He hecho los deberes, he tenido esa constancia que en mi entrenamiento brillaba por su ausencia, poniendo la fuerza de voluntad sobre la mesa, y he conseguido llegar hasta el nivel que pide antes de que mi niña haya cumplido los 10 meses, así que me voy felicitar por ello, porque ni soy profesional, ni estoy bajo las ordenes de nadie. No está mal, jejeje...
Ahora esperando con ganas al primer duatlón de la temporada, que este año vuelvo a tener licencia para el triatlón... Bieeeeeeeen! Jejeje...
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