Hoy ha sido un día de los que no tenía prisa de que llegara. Hoy 30 de Agosto me tocaba volver al trabajo. A la rutina, pero esta vez, en vez de despedirme de una persona, dejaba en casa a dos.
Ayer pensaba en las horas que estaría alejada de Naia mientras estaría trabajando y me pegó un buen bajón; me emocioné.
Hoy montaba en el autobus con un nudo en la garganta y pensando en ella. Las últimas veces que había ido a trabajar ella venía conmigo, dentro de mi, pero ahora la tenía que dejar, en buenas manos, por supuesto. Con su padre y después con su amama.
Atrás quedarán esas mañanas de dormir sin preocupaciones, de dormir y despertarme sólo darle el pecho, esas mañanas de juegos, de miradas y sonrisas, y como no, de carcajadas.
He viajado en el bus con la mirada perdida, los cascos puestos y pensando en cuando me sonríe, mientras la humedad de mis ojos aumentaban.
Que verdad aquella que me decía mi madre... "cuando seas madre, te darás cuenta..."
Nunca pensé que me llegaría a afectar tanto el alejarme de ella, pero bueno, por fin pasaron las horas y cuando he llegado a buscarla dormía placidamente. "Mi pequeña, ese gran trocito de mi..."
Cuando nace, si, te conviertes en madre, pero con el paso de los días he podido comprobar como esa fuerza que me une a ella se intensifica, y como mientras estoy alejada de ella crece ese cariño, la estima.
Hasta ahora, no era tan consciente de lo mucho que la estaba queriendo. Hasta que he tenido que ausentarme unas horas.
Hoy no quería entrenar. Me daba todo igual. Sólo sentía deseo por estar con ella, y así ha sido. Y encima, me ha regalado unos ratos agradables. Hoy hemos hablado como nunca, hoy hemos tenido una conversación basada en carcajadas y en miradas. Ella me miraba, me hacía gracia y me reía, a lo que ella también me ha respondido con carcajadas, y las dos carcajeando... a sido increíble! es el milagro de ser madre!
Estos meses, he pensado que han sido una de las épocas más felices de mi vida.
Si, sonrío a la vida porque tengo un marido que me quiere y al que adoro muchisímo, y que me ha dado el tesoro más valioso de la vida. Me ha dado a Naia.
Os quiero mucho, muchiiiiiiiiiiiiiiisimo. A mi niña y mi niño grande...
Gracias por hacerme tan feliz...
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